El problema de haber despertado a una realidad es el presente que estás viviendo y el pasado que viviste.
Estar rodeado de personas totalmente seducidas por un sistema que nos ha adoctrinado a ser empleados con una mentalidad que mediocre. Dicho sistema nos hace vernos incapaces de lograr nuestros sueños y manipulan nuestros pensamientos diariamente, lo cuál nos ha creado una estructura mental de la cual muy pocos logran darse cuenta.
Aquellos que despiertan y se dan cuenta que existe algo más que levantarse de la cama sin desearlo, ir a realizarle los sueños al dueño de tu tiempo, y estar rodeado de personas que no les interesa avanzar ni alcanzar algo en la vida, sólo desean cobrar su dinero y seguir el ciclo de vida hasta morirse.
El día que despiertas todos se pondrán en tu contra, se molestaran de que tengas sueños, y que veas cosas que ellos no están acostumbrados a ver, pero el peor enemigo que tienes eres tú mismo.
Al tener una estructura mental, y llevar tantos y tantos años dentro de este sistema, tus pensamientos te comienzan a traicionar, porque no desean cambiar y salirse de la rutina que tienes durante tus últimos 10, 15, 20 años. Todo tu alrededor se va en tu contra y todas las cosas se unen para hacerte la vida imposible.
Las personas que creías que eran tus mayores aliados, se convierten en tus peores enemigos, claro, no son ellos, es el sistema que los controla.
Pero es entonces que debemos de levantarnos y decir, prefiero perder la vida en el camino de alcanzar metas y lograr mis sueños para dejarle un legado a mis hijos y no permitir que ellos pasen por esto. Es tiempo de movernos y hacer lo que otros no desean hacer, lo que mi mente me dice que no haga, lo que nunca me he atrevido a hacer. Es tiempo de someter mi mente y mi cuerpo a lo que Dios ha diseñado desde un principio para mí. El mundo es de los violentos y sólo los violentos pueden alcanzar sus sueños.
Piensa:
Si colocas una soga en el piso y te ofrecen 100 dólares, ¿caminarías de una esquina a otra? Seguro, no tienes nada que perder, eso lo hace cualquiera.
Si la misma soga estuviera en el tope de un edificio a otro, donde si caes, puedes perder la vida, y te ofrecen 500 dólares para pasar de un edificio a otro por la soga, ¿Lo harías? Claro, que no, porque no te vas a arriesgar, no vale la pena.
Pero si en vez de los 500 dólares, en el otro edificio estuviera tu hij@, y su vida estuviera en peligro, ¿Qué harías? ¿Te lanzarías a salvarlo por encima de la soga aunque te costara la vida? Estoy seguro que sí, lo harías.
Esto se llama tener un ¿Porqué? tan fuerte y tan grande que te hace arriesgarlo todo sin importar lo que cueste.
La pregunta sería: ¿Qué voy a hacer hoy para cambiar mi mañana?
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